Traumas
(Trastornos relacionados con el Trauma y factores de Estrés)
A diferencia de las reacciones normales al estrés, estos trastornos implican síntomas persistentes que alteran significativamente el funcionamiento personal, social y ocupacional, y cuya afectación puede ser crónica y encubierta.
Las Experiencias Traumáticas o de Estrés Intenso pueden dejar una huella profunda y provocar síntomas persistentes que interfieren en la vida personal, social y laboral.
Es la exposición a estos acontecimientos traumáticos —ya sean vividos directamente, presenciados o experimentados de forma vicaria (al conocerlos en detalle o acompañar a quien los padece)— la que constituye el origen o la génesis del trastorno de estrés postraumático. Estos sucesos superan la capacidad habitual de afrontamiento de la persona, generando una intensa respuesta de miedo, impotencia o terror.
Estos trastornos, a menudo crónicos y encubiertos, no se reducen a una situación pasajera, sino que requieren atención y acompañamiento especializado. Con el apoyo psicológico adecuado es posible comprender lo que ha sucedido, reducir el malestar y recuperar el equilibrio emocional.
¿Qué síntomas puedo tener?
- Síntomas de reexperimentación: recuerdos intrusivos, pesadillas, flashbacks.
- Evitación: de pensamientos, recuerdos, lugares o personas asociadas al trauma.
- Alteraciones negativas en cogniciones y estado de ánimo:
◦ Amnesia disociativa.
◦ Culpabilidad o vergüenza intensas.
◦ Emociones negativas persistentes.
◦ Aislamiento afectivo. - Hiperactivación fisiológica:
◦ Hipervigilancia, sobresaltos, insomnio, irritabilidad, dificultad de concentración. - En niños, los síntomas pueden expresarse con juegos traumáticos repetitivos o regresiones.
Tratamientos
con con evidencia científica
Los tratamientos con evidencia científica para los trastornos relacionados con el trauma y factores de estrés se centran principalmente en la psicoterapia, considerada la primera elección. Entre las más eficaces se encuentra la Terapia Cognitivo-Conductual centrada en el trauma, que trabaja la reestructuración de cogniciones traumáticas, la exposición gradual a los recuerdos dolorosos y el entrenamiento en habilidades emocionales. Otra intervención ampliamente validada es la Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR), especialmente eficaz en el Trastorno de Estrés Postraumático, ya que facilita el procesamiento adaptativo de los recuerdos traumáticos. La Terapia de Exposición Prolongada, también basada en la Terapia Cognitivo-Conductual, utiliza la exposición repetida e intensiva al recuerdo del trauma hasta que pierde fuerza emocional. Las terapias de tercera generación, como la Terapia de Aceptación y Compromiso o las intervenciones basadas en Mindfulness, han mostrado buenos resultados como complemento, sobre todo en casos de trauma complejo. Asimismo, la Terapia basada en la Mentalización y la Terapia de Esquemas han demostrado ser especialmente útiles en personas con antecedentes de trauma relacional, como abusos, negligencia en la infancia o trastorno límite de la personalidad.
Tipos de Trastornos relacionados con el Trauma
Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT):
Aparece tras vivir o presenciar un evento traumático y se caracteriza por recuerdos intrusivos del suceso (flashbacks, pesadillas), evitación de estímulos asociados, estado de alerta excesiva (hipervigilancia) y síntomas de insensibilidad emocional o numbing. Estos síntomas duran más de un mes y pueden afectar la capacidad para trabajar, relacionarse y disfrutar de la vida.
Trastorno de Estrés Agudo:
Aparece tras la exposición a un evento traumático y se distingue por síntomas similares al trastorno de estrés postraumático, pero de corta duración (de 3 días a 1 mes). Incluye recuerdos intrusivos, reacciones disociativas (sensación de irrealidad), evitación de estímulos relacionados con el suceso y estado de alerta excesiva. Generan malestar y dificultan el afrontamiento normal de la situación, aunque suelen resolverse si no persisten más allá del primer mes tras el trauma.
